Si la «Fe» implica hacer una Inferencia a partir de la Evidencia, ¿Por qué la llamamos «Fe»?

 

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En el último post ofrecí una definición bíblica de «fe» que se asemeja más a «confiar en la mejor inferencia a partir de la evidencia» en vez de «creer en algo que no tiene evidencias».  Cada vez que hago esta distinción, inevitablemente alguien pregunta: “Si simplemente estamos haciendo la inferencia más razonable a partir de la evidencia ¿Cuál es la necesidad de tener «fe»?” La definición que he ofrecido da a entender que “tener fe” es más bien un proceso de razonamiento que busca inferencias y que requiere evidencia para dirigir nuestra decisión. Después de todo, les pedimos a los jurados que entren en esta forma de razonamiento todo el tiempo, ¿no? Los jurados tratan de encontrar la mejor inferencia a partir de las evidencias y nosotros no llamamos a sus decisiones “actos de fe”. Si la evidencia es una parte integral de los actos de fe ¿Qué es lo que se deja a la «fe»?

Mi experiencia en los juicios criminales me continúa enseñando acerca de la naturaleza de los casos basados en evidencia. Continúo investigando y presentando casos en los cuales había una serie de preguntas que el jurado tuvo que dejar sin respuesta. A pesar de que mis casos por lo general son sólidos, convincentes y acumulativos, siempre tienen algún límite informativo. Siempre hay algunas preguntas que no se pueden responder: ¿Cómo exactamente se deshizo el sospechoso del cuerpo de la víctima? ¿Cómo encontró tiempo para limpiar la escena del crimen? ¿Qué hizo con el arma del crimen? Hay algunas preguntas que simplemente no pueden ser respondidas a menos que el sospechoso esté dispuesto a confesar el crimen (lo cual no ocurre frecuentemente).

Esta es una parte tan esperada y común en los procesos penales que los fiscales suelen preguntar a los jurados (antes de su selección) si van a necesitar que todas las preguntas estén contestadas antes de que estén en condiciones de tomar una decisión sobre nuestro caso. Si un posible jurado dice que él o ella necesita que cada pregunta este contestada, simplemente lo eliminamos de nuestro panel. Nunca he visto un caso perfecto en el cual no hayan quedado preguntas sin responder, y los jurados que esperan ese tipo de caso serán un problema para ambos abogados. La expectativa de la perfección es simplemente irrazonable.

Por lo tanto, al final, la decisión que un jurado tome (basada en las evidencias que le han sido presentadas) requiere que decida y actúe sobre algo en lo que no posee un conocimiento completo. Generalmente pensamos en esa acción como un «acto de fe».  Los jurados tienen que hacer esto todo el tiempo, pero resulta que cada uno de nosotros también hace esto todos los días, independientemente de nuestra cosmovisión atea o teísta. Cuando era ateo, yo había decido y actuado sobre algo en lo que no poseía un conocimiento perfecto. A pesar de que mi visión no podía explicar el origen de la vida, el comienzo del universo, la presencia del libre albedrío, la existencia de la conciencia y muchas otras realidades de mi experiencia humana, yo estaba dispuesto a abrazar la idea de que Dios no existía. Hice esto, aunque todavía tenía varias preguntas sin contestar. Aunque confiaba en mi decisiones y acciones sobre algo en lo que no poseía un perfecto conocimiento y entendimiento, rara vez pensaba en esto como un acto de fe. En su lugar, pensaba que era la conclusión más razonable a partir de la mejor inferencia basada en la evidencia y estaba cómodo con mis preguntas sin respuesta.

Como cristiano, estoy aún más cómodo con las preguntas que siguen sin respuesta. ¿Por qué? Porque pienso que hay muchas menos preguntas sin respuestas de este lado (el lado teísta) de la ecuación. Pienso que la evidencia para la existencia de Dios y para la confiabilidad del Nuevo Testamento es sólida, acumulativa y convincente. Pienso que el cristianismo es la mejor inferencia a partir de la evidencia. Esto no significa que todas mis preguntas tengan respuestas. No todas la tienen. Pero las evidencias me llevan a una conclusión de la misma manera que las evidencias pueden llevar a una conclusión a un jurado. Por lo tanto, yo decido y actúo, confiando en la inferencia más razonable, aunque existan preguntas sin respuesta. Supongo que se puede llamar a esto un acto de fe, pero es una «confianza en la mejor inferencia a partir de la evidencia» en lugar de una “creencia irracional en algo que no tiene evidencia».

Jim Warner Wallace tiene una trayectoria de más de 25 años como policía y detective. Ha trabajado como oficial de patrulla, servido en la Unidad de Narcóticos y en el equipo SWAT, eventualmente se volvió detective de robos y homicidios. Posee un Master en Teología por el Seminario Teológico Golden Gate Baptist, es autor de Cold-Case Christianity y es profesor adjunto de Apologética en la universidad de BIOLA.

Traducido y adaptado de: http://coldcasechristianity.com/2012/if-faith-involves-making-an-inference-from-evidence-why-do-we-call-it-faith/

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